Escondida entre el millar de resultados, una de las mayores sorpresas que han dejado estas elecciones presidenciales ha salido de Starr County, en Texas. El condado fronterizo con México, en pleno Rio Grande Valley, es el más hispano de todo el país: el 97% de su población es latina. Y también era, hasta este martes, uno de los bastiones demócratas más confiables de la nación. No había votado por un presidente republicano en 132 años. Hasta que llegó la ola del gran retorno de Donald Trump y lo ha pintado de rojo por primera vez desde 1892.Por todo el país, el republicano mejoró sus números en comparación a hace cuatro años, llevándose el voto popular por unos cinco millones de votos y convirtiéndose en el primer candidato de su partido en ganarlo en dos décadas. No es en vano que muchos analistas y aliados del presidente electo Trump han optado por describir su victoria como la “remontada política más grande de la historia”, fieles a su gusto por los superlativos. Pero el desenlace de la votación en Starr County tal vez sí se presta para ese tipo de lenguaje.Trump ganó en este territorio, que tiene una población de casi 66.000 personas,…LA NACION